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El objeto de estudio de esta investigación es la portada de la Iglesia anexa al Convento de Acolman. Las relaciones interdisciplinarias y metodológicas con base en las cuales se desarrolló este acercamiento son la historiografía, la iconografía y el análisis de la forma con la intención de proporcionar una aproximación al sentido de cada uno de los elementos que configuran un modelo arquitectónico abundante en componentes visuales.
La investigación que se presenta en el libro Grafiti, del anonimato a la pasarela, es resultado de más de una década de observar, analizar e interpretar esta manifestación gráfica desde diversas ópticas. Cuando el proyecto inició, se trataba de argumentar que el grafiti era una modalidad anónima del Diseño Gráfico, además, con el registro y confrontación de grafitis de diversos países del mundo y ciudades de México, se corroboraban los principios enunciados, además de confirmar las analogías y figuras retóricas recurrentes en la tipología de los grafitis.No obstante, al paso de los años, se generó un fenómeno trascendente para el mundo del grafiti. El mercado vio en él una mercancía más suficientemente rentable como para posicionarla en los aparadores y pasarelas de diversos medios, disciplinas y recursos. Hacer del grafiti un negocio rentable no fue difícil y algunos grafiteros aceptaron de buena manera los recursos que generaba su trabajo, abandonaron el anonimato, o lo transformaron en algo recóndito como puede ser la máscara de un súper-héroe, y se rindieron ante el valor del dinero. El grafiti ha incursionado en las artes visuales con el reconocimiento de museos y galerías, en el mundo de la moda, la historieta y hasta el cine. Empero, no hay que equivocar el rumbo encandilando a los ingenuos. El grafiti como un modo de protesta, de asentar una condición ignorada y enigmática persiste y el más alto porcentaje de los grafiteros continúan perteneciendo a esos misteriosos colectivos que sorprenden en el amanecer con lo que pintan durante las noches. Son los dos mundos del grafiti los que aquí se presentan.
El movimiento del Libro de Artista en México, del cual trata este libro, se desarrolló en la década de los años setenta como consecuencia de circunstancias complejas en consonancia con el espíritu de la época. Cocina Ediciones inició sus actividades a finales de 1970 por los artistas Yani Pecanins, Walter Doehner y Gabriel Macotela. Fue la más desarrollada de las pequeñas editoriales que proliferaron en todo este tiempo y contó con una extensa red de colaboradores, artistas y escritores, nacionales e internacionales. Cocina, según Wendy Woon (2016) es un término asociado con un interesante referente que por un lado alude a la calidad de aquello hecho en casa, y por otro evoca un dominio vinculado típicamente con las mujeres; no es casual que el discurso de género y la obsesión personal por la calidad ocuparan un lugar destacado en muchos de los libros ahí realizados. Yani Pecanins estudió encuadernación en Barcelona y sus libros están influenciados por su tendencia a recoger y coleccionar objetos pequeños y peculiares. Muchos de sus libros tienen acabados en diversos materiales, tales como pañuelos en aros de bordado, planchas y cajas.En 1985, Pecanins, Macotela y el artista y museógrafo Armando Sáenz Carrillo fundan El Archivero (el Archivo o Fichero archivador), un proyecto de más de una década que se transformaría en el centro más importante para los libros de artista en México, modelo que es analizado en este texto. El Archivero conjuntó actividades como editorial, galería, librería, acervo, a la vez que buscaba y promovía mercados para esta forma de arte alternativo. Un viaje en Zeppelin (1988) es uno de los libros más complejos de Yani Pecanins, hecho a mano, tiene una edición de cien ejemplares; llegó a la colección de libros de artista del MoMa a través del exdirector de la biblioteca Clive Phillpot, quien tuvo un apasionado interés por los libros de artista. Se trata de una obra cuya narrativa visual y poética recurre a innumerables elementos y materiales que se fusionan en una serie de "variaciones imaginativas" que cuentan la historia de la familia Dohener que viajaba en el Hindenburg cuando explotó en Nueva Jersey, catástrofe de la que sobrevivieron la abuela, tíos y el padre de Yani. Las evocaciones, una de las singularidades características de las obras de la artista, siempre invocan las memorias y despiertan las interpretaciones.Wendy Woon. A Zeppelin Voyage and the Artists' Book Movement in Mexico, 9 de marzo de 2016,http://post.at.moma.org/content_items/766-a-zeppelin-voyage-and-the-artists-book-movement-in-mexico
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