Música y Habilidades Sociales

¡Profe Mario! toque la guitarra y cantemos una canción, esta es la clase de música y es la mejor clase que tenemos me dijo Yari. Por un momento todo en mi mente, absolutamente todo, quedó en completo silencio, a pesar de compartir el salón de clases con mi estimado Yari y más de treinta estudiantes tocando flautas, quenas, zampoñas, bombos y maracas. En aquel momento comprendí que en la clase de música no sólo se aprende a hacer música, también se aprende a hacer buena música y además de ello, se aprende a ser buenas personas.

Es este un primer acercamiento en el que pretendo sea un camino extenso lleno de retos, de obstáculos, decisiones y aprendizajes, y en el que la música sea un actor fabuloso, un personaje sin comparación, un ingrediente de sabores excelsos para que cada persona se reconozca como un ente transformador de su propia realidad y para bien, de la realidad de todos y todas las demás. Música y habilidades sociales, una combinación que de verdad suena bien, como un sonsureño tocado en el carnaval de blancos y negros, o como una quena sonando en los confines de los Andes.